¿Es posible un mundo sin personal de enfermería? En unos años, cuando, tal como predicen los expertos, los cuidados en casa serán más importantes que las estadías en hospitales, ¿seguirá tan vigente la profesión de la enfermería?

Es muy probable. Así como ha acompañado el progreso de la medicina desde hace 200 años, la enfermería seguirá ayudando a la humanidad en los temas de salud pública.  El mundo ha cambiado gracias a su trabajo: tenemos menos problemas con las madres gestantes y los bebés al nacer, con los niños sin vacunar y con las infecciones derivadas del mal lavado de manos y del uso de agua no potable; hay menos pacientes hospitalizados y más que están siendo atendidos profesionalmente en sus casas; han aumentado los pacientes afectados por enfermedades crónicas que sí se adhieren a los tratamientos gracias a las enseñanzas de un profesional de la salud en enfermería; hay menos infectados de SIDA y de otras infecciones; incluso, hay menos duelos después de una catástrofe natural.

Sí, el mundo está más protegido gracias al personal de enfermería.

El tesoro del personal de enfermería

El trabajo de enfermeras y enfermeros en todo el mundo, además de ayudar a los pacientes en sus tratamientos, tiene que ver con la educación en salud, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Un trabajo que requiere -y ese es su fundamento- establecer una relación de confianza con los pacientes y la comunidad en la que intervienen. Dicen los expertos, que esa confianza se obtiene al ejercer la vocación y dejar que su llama interna brille. Por eso la dosis de capacidad de servicio será superior a lo requerido en conocimientos científicos y técnicos y será, al mismo tiempo, el motor para capacitarse cada día más.

La verdadera esencia del trabajo de enfermería, su gran tesoro, que reparten a otros, es el servicio, entregarse a los otros. En el trato con los pacientes, el personal de enfermería descubre cómo gestionar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las comunidades. Escucha, aprende de su cultura, sus creencias. Observa. Aborda al paciente desde lo físico, pero también desde lo espiritual y lo social. Enseña. Acompaña. Entiende. El efecto que tiene sobre un solo paciente se multiplica en muchos otros. Por eso las palabras claves que describen el trabajo del personal de enfermería y suenan a bienestar, a humanización, son:

  • Comprensión
  • Dignidad
  • Respeto
  • Confianza
  • Esperanza
  • Cuidado
  • Protección

Inspiradores de progreso

La experiencia en muchos países, y así lo atestigua la Organización Mundial de la Salud, es que más profesionales en enfermería equivale a más salud. Una amplia cobertura en salud en un territorio requiere de la presencia de muchos profesionales en enfermería y es la oportunidad para lograr la meta de «salud para todos».

Ser parte de este Objetivo de Desarrollo de Sostenibilidad universal es un gran reto. Se debe tener la habilidad de prestar los servicios de salud a grupos etarios diferentes, poblaciones en zonas rurales y urbanas, personas transgéneros, mujeres y hombres, usuarios con altos y bajos niveles educativos, con recursos y sin recursos. Es un trabajo con alta dosis de sacrificio, de vocación, que requiere de innovación.

Florence Nightingale, la primera mujer enfermera a quien se rinde homenaje en el Día Internacional de la Enfermería, enfrentó las grandes dificultades de la guerra, la precariedad de los servicios médicos y los dolores de los soldados, con inteligencia. Observó, analizó, comprendió y pudo ofrecer soluciones innovadoras a las situaciones que presentaban los pacientes.

Por eso, hoy como entonces, el reto para el personal de enfermería es hacer las cosas bien cada día, cada hora, cada minuto, para que los pacientes sientan que están seguros, bien atendidos, que no hay errores, que alguien sí está haciendo lo mejor para su salud física y emocional.

Un buen regalo

Un buen regalo para celebrar el Día Internacional de la Enfermería sería que las enfermeras y enfermeros recibieran el agradecimiento de los pacientes. Otro buen regalo sería dedicar un minuto para caer en la cuenta de la importancia de lo que hacen y enviarles buenos deseos. Una súper celebración es la personal: ponerse la mano en el corazón. Hacer de nuevo el juramento. Dejar que se note que eres consciente de lo mucho que aportas a la existencia de un mundo mejor. Y que salte la llama en tus ojos.

¡Gracias por su vocación y entrega!

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